Tus pasos
coordinaban armoniosamente,
irrumpiendo en
las incógnitas el candor,
y al descubrir
las sensaciones de tu cuerpo,
se deslizaba vorágine
la sinuosa tentación.
Coloreaba tus
movimientos femeninos
en perfecta simetría
con tu figura,
y dibujando el balanceo
de tus caderas,
escapó un suspiro
de mi boca.
Ante tu encanto en
íntima posición,
sucumbí en tu
admirable espacio
por el que
dichoso me deslizo,
coloreando cada gemido
en tu cuerpo.
Bebí tu aire y
comí tu aliento,
palpitando el
amor con elocuencia,
y deletreando tu
belleza emblemática,
dibujé en tu piel
los colores del amor.
Copyright © Ricardo Miñana 2011