Bajo tu infinita mirada
que ilumina mis pupilas,
tendía la sonrisa
en excitantes elixires,
propagando el candor
en rotación de armonías,
y la brisa de sensaciones
nos atrapaba en sus mieles.
Abierta la puerta
de entrada al paraíso,
en su fascinante paisaje
floreció la tentación,
volando hacia el éxtasis
que baila en tus esquinas,
y entre la hermosura
de susurros de poesía,
moviendo tus caderas
se derramaba la lujuria
en el oleaje de tu cuerpo.
En su hermoso presagio,
se alcanza el equilibrio
entre la fuente inagotable
de riqueza emocional,
donde se oculta
el mundo de los sueños,
que solo el amor
atrapa con sabiduría
en la cima del secreto,
un lugar indefinible.
Copyright © Ricardo Miñana 2011